Mañana comienza la Semana Internacional de Cine de Valladolid, uno de los festivales más antiguos y consolidados de Europa que se celebra este año del 18 al 25 de octubre.
La selección de películas ofrece una variedad que lamentablemente no podemos ver en nuestras salas el resto del año, excepto en un cine, Casablanca, que de todos los de la ciudad es el único que proyecta alternativas a lo que podemos entender como cine comercial.
El festival siempre ha tenido lugar en el centro de la ciudad y en pocas ocasiones se puede ver el centro de Valladolid con tanto ambiente como el que causa la semana de cine. – ¿Qué has visto? o ¿Qué vas a ver? ¿Te ha gustado? Tengo una entrada… o ayer estaba Javier Rebollo y Carmen Machi en el Penicilino… yo me encontré a Unax Ugalde en el Sildavia… Buen ambiente… sin famoseo superficial.
Además, el público de este festival, siempre hemos tenido fama de ser exigentes. Los que viven en otras ciudades, no sé si han tenido la ocasión de sentir un pataleo en el patio de butacas del Teatro Calderón… ¡te retumba hasta el esternón!
Aunque sigo siendo asidua y al menos de momento lo seguiré siendo siempre que pueda, poco a poco he ido notando que el festival se convierte cada vez más en un patio de feria… eso sí, privado y de etiqueta. Los precios se han incrementado el 50% en tres años, lo que limita el acceso a muchas personas y sobre todo hace que no puedas disfrutar de muchas películas en la semana. La calidad general del cine, se podría decir que ha aumentado, pero bien cierto es que se dispone de mejores medios para hacer películas, aunque no se disponga de presupuesto. Aún así, la selección desde mi punto de vista, va empeorando.
El aliciente principal que me ha llevado a participar en cada una de las ediciones en las que he podido estar, ha sido siempre ver cine que exponga marcos culturales propios de otros países. Antes podías ver una película afgana, y me refiero a una película hecha en Afaganistán para los afganos, no a una coproducción Afganistán-Francia-Alemania hecha para vender cine a Europa. Pero parece ser que el dinero ahora prefieren gastárselo en la dichosa alfombra roja.
Desconozco las razones (me las puedo imaginar) por las que los cines del centro ya no proyectan en Seminci. Esta es otra falta que le veo al festival de los últimos años. Este año, como novedad se proyecta en el Teatro Carrión, pero echaremos de menos las salas del Manhattan, como echamos de menos las del Casablanca, por supuesto las del Roxy, que por primera vez no está… y como echamos de menos el Mantería… Espero que al final no acabemos yendo a ver Seminci a los centros comerciales.
En fin… que a pesar de las quejas, siempre se encuentran películas interesantes que pueden aportar tanto como un buen libro.
Valladolid siempre será una ciudad ligada al cine, con mucha afición y esperemos que con la misma exigencia. Para todos los interesados, visitantes peliculeros y demás… en esta vestuta librería, guardamos unos estantes para dedicarle al séptimo arte, por si se quieren acercar a hacer una visita: http://laleonalibre.com/catalog/?search=cine
